La zapato botín



La zapato botín





En los tiempos, el torcido callejón del Caracol sigue siendo un lugar de anécdotas y de tradiciones pues ahí, en ese lugar cuya leyenda ya se comentó anteriormente en una compilación. Radico hacemos de ochenta años una mujer solitaria a quien el pueblo llamo La Zapato Botin. Su nombre fue Toribia Tepo y su fisonomía describía a una verdadera bruja: era una mujer cuya pelambre de la cabeza semejaba una baraña vieja, tenía solo dos enormes dientes que se le asomaban entre los labios, sus ojos eran enrojecidos y su arrugada piel tenía color amoratado. Esta mujer vestía harapos y acostumbraba llevar en la mano un bastón torcido en cuya empuñadura estaba labrada la cabeza de una serpiente.Por todo ella, la  zapato botin fue un personaje en el pueblo.

Dicen que era nahuala y que, en las noches más oscuras, hacia conjuros. Los noctámbulos eludían pasar por El Caracol pues temían encontrarse a esa mujer de la cual aseguraban que, en una ocasión, se convirtió en totola para poder picotear la carne fresca de una res puesta en venta en la casa de un carnicero llamado Don Anselmo. Este señor descubrió a la totola y atrapándola la amarro fuertemente para luego dejarla en un rincón de su galera.
Se comenta que al otro día la zapato botín maneció amarrada y golpeada en el mismo lugar en que había quedado la totola y don Anselmo la dejo libre pues esta le juro que jamás volvería a robarle la carne que comerciaba.

Otra anécdota nos informa que la zapato botin fue perseguida por una niña traviesa que, no teniendo miedo a los comentarios del pueblo entraba a platicar con la bruja en su jacal. Esta niña, llamada Mercedes Virues, en una ocasión arrojo un puño de balas a la lumbre donde cocinaba la bruja; las balas estallaron y el comal de barro voló en pedazos. Solo ella desafiaba el temor a la zapato botín, lo que confirma el dicho popular de que los niños con sus travesuras ahuyentan al mismo diablo.

También se recuerda, entre más detalles, que la ronca voz de esta bruja daba mucho miedo a los xiqueños, en especial   a los que en la noche deambulaban por el pueblo.
Y así, un buen díaLa zapato botíndesapareció del mundo de manera misteriosa; su jacal fue destruido por el tiempo más su recuerdo quedo en este pueblo y aun hoy se dice que muchos trasnochadores has visto en El Caracol la silueta de una mujer harapienta que agita un báculo y muestra su pelambre desordenada, muy semejante a una baraña de naranjo.


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